En el espectáculo de la vida se representa una obra irrepetible, según cual sea la actitud con la que quieras participar -viendo o actuando- esa misma representación será una continuada sucesión de experiencias o algo muy, muy, muy aburrido.
Por eso a los/las jóvenes tenemos la obligación de abrirles puertas y dejarles ver las cosas que hay en cada una de las habitaciones y que prueben y elijan.
No creo que sea bueno prohibirles ni las hamburguesas, ni los donuts, ni nada de nada, creo que hay que explicarles -y muy bien, requetebien- todo. Y una vez bien explicado que elijan sabiendo las consecuencias a las que -como todos- se tendrán que atener.
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