Este personaje era el que tenía las orejas más de punta en el desayuno, sobre todo para oir mejor si algo de comida se le caía a alguién, pero nada, allí no cayó ni lo que se lanzó al aire.
En cualquier caso hay que espabilar, lo último, pero lo último de lo último, es que decaiga el ánimo, y cuando decaiga a animarse -con sus descansitos tampoco es para agobiarse, pero sin ponerse muy comodos-.
Se pueden hacer guisos muy, pero que muy, "apañaos" pensando un poco, consultando libros y el "internete", ánimo, y luego, la siesta.
sábado, 4 de septiembre de 2010
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