Es un portento imposible de glosar, imposible de emular.
Pero, ya que es funcionario, quizás el mejor modo de acotarlo sea por "oposición".
Leandro es todo lo opuesto, y que se pueda oponer, a TIBIO.
Excepto en el uso de la palabra en acompañamiento de "ponerse ...", "ponernos ...", "poneros ...", etc.
Lo dicho, un portento de la naturaleza, con sus circunstancias.
Y por eso, o a pesar de eso, se le quiere, se le valora y se le aprecia, hasta el punto de que en su agenda tienen lugar enconadas peleas por ver que acto se impone para tal día o cual ocasión, las pujas y las ofertas se crecen unas con otras para ver quién llega al "no va más, adjudicado".
Puedo asegurar que por alta que haya sido la puja el precio será pequeño, puesto que a cambio, muy probablemente, pases ratos de los que años después todavía los recuerden todos los asistentes, y solo ese recuerdo sea motivo para iniciar una risa generalizada, contagiosa y sin freno.
El Lea es mucho Lea, y ahora que tan de moda están las listas y las relaciones de cosas "importantes", "imprescindibles", "que hacer antes de", etc. , etc., el que pueda conocer al Lea que no deje de hacerlo, pero del todo, que nadie se quede en la superficie, sería como contentarse con ver el vino en la copa y airearlo, mirarlo, y no probarlo.
El Lea es un auténtico "McKeyhan".
1 comentario:
Mientras "McKeyhan" se seca las lagrimas podéis ver donde empezó todo.
http://www.youtube.com/watch?v=5G7nlMppTLg&feature=fvst
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